White Heat (1949) del polifacético y legendario director estadounidense Raoul Walsh (1887-1980), es un filme paradigmático del período clásico del cine noir, obra 52 de su etapa sonora y nominado al Academy Awards por mejor guión (1950) y al Edgar Allan Poe Awards por mejor historia (1950). A través de un efectivo manejo del tiempo, un cuidadoso montaje mediante el découpage clásico y una puesta en cuadro que ejemplifica muy bien los recursos visuales propios del género, Walsh consigue un fluido desarrollo narrativo al mostrar como los ideales megalómanos de un individuo son alcanzados a pesar de los medios y el resultado final, estableciendo así una paradoja.
La destacada triada actoral conformada por James Cagney (Arthur Cody Jarret), lider megalómano de la banda, astuto, calculador y con un complejo edípico; Margaret Wycherly (Ma Jarret), madre del protagonista y mediadora con autoridad moral-emocional; y Virginia Mayo (Verna), esposa e imagen prototípica de la “femme fatale“, permite un balance en el desarrollo de la historia; en particular, el personaje de Cody Jarret evoluciona magistralmente al ritmo de las acciones y de su deterioro mental, hasta la resolución del conflicto. Este primer núcleo actoral se complementa con el resto de la banda y constituye un interesante abanico de caracteres del que se deriva el triángulo Ed-Verna-Cody que jugará un papel fundamental en la historia.
Ambientada en California y Sprinfield (EUA), White Heat muestra las actividades delictivas de la banda de Cody Jarret y el despliegue tecnológico-estratégico de la policía para capturarlos. El objetivo de la banda es obtener dos botines: uno gubernamental (un cargamento de dinero al interior de un tren) y el otro privado (una caja fuerte en una fábrica de químicos). Por su parte, la policía sigue las pistas de la banda bajo la coordinación de Evans (John Archer), un detective-investigador del Tesoro de EUA y la acción de un personaje dual, el agente Hank Fallon - Vic Pardo (Edmond O´Brien). Ambos bandos despliegan para sus fines un variado número de recursos tácticos y de redes de colaboración que constituyen el desarrollo de la historia. Esta igualdad de estrategias se resuelve gracias a un factor clave, derivado del complejo edípico del protagonista.
Con reminiscencias western a The great train robbery (1903) de Edwin S. Porter, se consuma el primer atraco a un tren del Southern Pacific (simbólico por el hecho de representar una arteria comunicante Este-Oeste a intereses públicos-privados del Estado). La jugada de Cody Jarret para ocultar su atraco es reconocer otra participación delictiva que tendrá implicaciones punitivas menores y que lo conducirá a prisión. La policía incorpora a su estrategia la figura del infiltrado que, a través de un proceso de confianza e incluso de sustitución de la figura materna, consigue una plena participación en la banda. La segunda acción delictiva transcurre en la fábrica de químicos: la banda se aproxima al sitio y al mismo tiempo al episodio final de la película, donde los ideales de Cody Jarret, tras pronunciar la frase “Lo conseguí, Ma. La cima del mundo.”, serán resueltos irremediablemente.
Sin duda, la experiencia de James Cagney para representar el papel de gángster (The public enemy, 1931; G-Men, 1935; The roaring twenties, 1939; Angels with dirty faces, 1938) alcanza su cúlmen en White Heat, un magnífico filme de Raoul Walsh que sintetiza las cualidades narrativas y estéticas del cine noir clásico estadounidense (1941-1960) donde se abandona la figura del hampón tradicional, recurrente en los años treinta, para mostrar un personaje con una fuerte carga dramática y psicológica, anunciando nuevos caminos dentro del género.