Después de Texcoco, el convento de San Francisco fue una de las edificaciones más antiguas siendo además la sede de la primera escuela de artes y oficios que existió en la Nueva España.
El primitivo Convento de San Francisco y su iglesia humildísima fueron concluidos en 1525, como lo afirma Motolinia::
“El año de mil quinientos veinticinco se hizo la Iglesia de San Francisco de México. La Iglesia es pequeña; la capilla es de bóveda que la hizo un cantero de Castilla. Maravillávanse mucho los indios de ver cosa de bóveda, y no podían creer que al quitarle las cimbras toda había de venir abajo…”
El primer templo del que nos habla Motolinia, fue levantado en un vasto terreno que era propiedad del emperador Moctezuma, donde había un gran estanque con multitud de jaulas “con todo linaje de aves”. (GTRM, 1988)
El templo actual proviene de la reedificación realizada en 1716 (Templo y Capilla Balvanera), y su estilo arquitectónico es churrigueresco del siglo XVIII; el retablo es del autor Jerónimo Antonio Gil, reconstruido en la década de 1940.
La imagen de este retablo traído aquí del templo de Santa Catarina, ha dado origen a que a la Capilla de Balvanera, se le llamara a veces, Guadalupana; en época anterior la Capilla también ha sido llamada de la Escala Santa.
El retablo consta de tres cuerpos con esculturas en los nichos que representan a San Joaquín, Santa Ana, San José, San Felipe de Jesús, y San Francisco de Asis, en madera, tallada y estofada, piezas que fueron elaboradas en el siglo XVIII.
Entre las buenas pinturas que tiene la Capilla podemos ver un lienzo con la representación de la Virgen del Sagrado Corazón; anónimo, del primer tercio del siglo XIX; una Santísima Trinidad del siglo XIX, también anónimo y algunos otros en el coro. De lo más valioso que tiene la Capilla de Balvanera es el retablo en madera labrada y dorada, que tiene en la calle central la Virgen de Guadalupe, que se asegura está pintada en una de las tablas de la mesa en donde fray Juan de Zumarraga colocó la tilma de Juan Siego, después del prodigio.
Su portada churrigueresca, es una de las portadas estípites más notables, comparable a la del Sagrario Metropolitano, o la Santísima o la de Tepotzotlán.
La comunicación de la Capilla con la iglesia es por el vano de una elegante portada de estilo barroco salomónico, que aloja en sus hornacinas a San Antonio, San Judas Tadeo, San Ignacio de Loyola y a un Cristo maniatado: esculturas en madera tallada, dorada y policromada las dos últimas del siglo XVIII.
En el amplio espacio que les fue cedido a los misioneros franciscanos, para que edificaran su convento de México, estos lo aprovecharon para construir algunas capillas.
La primera quedo con el título de Capilla del Señor San José o Capilla de Indios, construida por fray Pedro de Gante antes de 1716 y fue demolida en 1769. En un espacioso patio empedrado, al norte del convento, fueron edificadas 4 capillas: una de ellas, la dedicada a la Virgen de Aranzasú, sede de la congregación de los vizcaínos residentes en México. La primera piedra de esta capilla fue colocada el 25 de marzo de 1683, y fue demolida a mediados del siglo XIX. Durante los siglos XVII y XVIII fueron erigidas algunas otras capillas más entre ellas la que ahora nos ocupa: la de Balvanera, a la entrada del templo mayor, edificada a principios del siglo XVIII, seguramente bajo la dirección del mismo arquitecto que intervino en la obra del templo.
A la izquierda del retablo y cerca de éste, tenemos una puertecilla tapiada que debe haber pertenecido al templo del siglo XVII, adornada con una portada de cantera gris, que tiene como remate un relieve de Cristo, rumbo al calvario, ayudado por Somón de Cirene.
El 13 de Agosto de 1522, llegan a Tlaxcala 3 franciscanos flamencos, primer avanzada de la fe cristiana en tierras de la Nueva España, ellos son: Juan de Tecto, Juan de Ayora, y Fray Pedro de Gante, primer educador de los indios y su gran benefactor. El padre Tecto y sus compañeros se dedicaron al estudio de las lenguas del país, Fray Juan de Ayora y Fray Pedro de Gante se fueron a Texcoco, donde éste fundó las primeras escuelas que hubo en la Nueva España, en las cuales de enseñaba a leer, escribir, cantar, tañer algunos instrumentos como la vihuela, y la doctrina cristiana, a los hijos de muchos caciques y principales. (Riva Palacio, 1963)
En Junio de 1524 vinieron a México otros doce clérigos de la orden de San Francisco, en misión de Adriano VI: Insignes entre ellos fueron: Martín de Valencia, custodio del grupo; García de Cisneros, primer provincial; Antonio de Ciudad Rodrigo, y Toribio de Benavente, el gran Motolinia. A su llegada los frailes recibieron un solar cercano a la Plaza Mayor en la que levantaron un modesto alojamiento y fundaron la primera casa franciscana. Este aposento es provisional en tanto que los frailes construyen su convento en un terreno que tenía un área de 2 mil metros cuadrados, poco menos que cuatro manzanas.
En 1868, al haberse suprimido los conventos por mandato de la Ley de Desamortización, compran el templo los protestantes episcopales, quienes se lo venden a los jesuitas el 21 de Junio de 1898. Estos lo ceden, por fin, a los franciscanos, que así lo recuperan en 1898, 80 años después de haberlo perdido, a instancias del entonces arzobispo Dr. D. Luis M. Martínez.
Mientras Matías Romero había vendido el templo a los Episcopaleanos, el claustro fue adquirido por los Metodistas. Los padres jesuitas, al tomar el templo por su cuenta, lo habían consagrado al Sacratísimo Corazón de Jesús. (1)
Rodrigo de Paz, pariente y administrador de los bienes de Cortés, en el cabildo de 17 de febrero de 1525, después de que se reconoció por alguacil mayor, denuncio la intriga de Salazar y Chirino para eliminar del gobierno a Estrada y Albornoz.
El Convento de San Francisco era refugio de gran número de prófugos y temerosos. Cansándose Salazar de aquello, una noche puso cerco al convento y sacó a todos los que estaban retraídos. Fray Martín de Valencia, religioso muy amado por los naturales del país, reclamo la devolución de los retraídos y una satisfacción a los religiosos de San Francisco. No hicieron caso los gobernadores, y Fray Martín trasladó a Tlaxcala todos los enceres y religiosos del convento, fulminando el antes entredicho en la ciudad. Esto produjo un gran escándalo, y ya empezaba a fraguarse una sublevación contra los gobernadores, cuando éstos accedieron a lo que el religioso les exigía. Volvió Fray Martín a México, cumpliendo su palabra los gobernadores, se levanto el entredicho y en solemne acto aquél reconcilio con la iglesia a Salazar y Chirino. (Riva Palacio, 1963)
Bibliografía
Díaz del Castillo, Bernal. (1960) Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España. México: Editorial Porrua.
Guía Turística de la República Mexicana. (1988). México: Guía Roji.
Riva Palacio, Vicente. (1963). Resumen Integral de México a Través de los Siglos. Tomo II El Virreinato. México: Compañía General de Ediciones S. A.
Nota
1. Información obtenida por trabajo de campo del autor.